no sabía de dónde venía
ni adónde
iba.
andaba perdido.
solía sentarme
en umbrales ajenos
durante horas,
sin pensar
sin moverme
hasta que pedían
que me largara.
no quiero decir que fuera un
idiota o un
imbécil.
lo que quiero decir es que
no me
interesaba.
me daba igual si tenías intención
de matarme
no te lo impedía.
llevaba una existencia que
no tenía el menor sentido para
mí.
encontraba lugares donde alojarme.
cuartos alquilados. bares. cárceles.
el sueño y la indiferencia parecían
las únicas
posibilidades.
todo lo demás era
absurdo.
una vez estuve toda la noche sentado mirando
el Río Mississippi.
no sé por qué.
el río pasaba por allí y
lo único que recuerdo es que
apestaba.
por lo visto, siempre estaba
en un autobús
que cruzaba el país
camino de
algún sitio.
mirando por una ventana
sucia la
nada más
absoluta.
siempre sabía exactamente cuánto
dinero
llevaba encima.
por ejemplo:
uno de cinco y dos de uno
en la cartera
y una moneda de cinco centavos, otra de diez y
dos de uno en el bolsillo
delantero derecho.
no tenía el menor deseo de hablar
con nadie ni de que me
hablaran.
se me tenía por un
inadaptado y un
bicho raro.
comía muy poco pero
estaba sorprendentemente
fuerte.
una vez, cuando trabajaba en una fábrica,
los jóvenes, los tipos duros,
intentaban levantar del suelo una pieza
muy pesada.
ninguno lo consiguió.
—¡eh, Hank, prueba tú! —me dieron
entre risas.
me llegué hasta allí, la levanté,
volví a dejarla,
regresé al
trabajo.
me gané su respeto
por alguna razón,
pero no lo
quería.
a veces bajaba
las persianas de mi habitación
y me quedaba en la cama una
semana o más.
estaba inmerso en un viaje extraño
que no tenía
ningún sentido.
carecía de ideas.
carecía de plan.
dormía.
me limitaba a dormir
y a esperar.
no me sentía solo.
no me compadecía de mí en absoluto.
sencillamente estaba atrapado en una
vida a la que
no conseguía encontrar
sentido.
por aquel entonces era
un joven de
mil años.
y ahora soy un viejo
a la espera de nacer.
Charles Bukowski / Escrutaba en la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta.
*Editorial: Visor libros
ni adónde
iba.
andaba perdido.
solía sentarme
en umbrales ajenos
durante horas,
sin pensar
sin moverme
hasta que pedían
que me largara.
no quiero decir que fuera un
idiota o un
imbécil.
lo que quiero decir es que
no me
interesaba.
me daba igual si tenías intención
de matarme
no te lo impedía.
llevaba una existencia que
no tenía el menor sentido para
mí.
encontraba lugares donde alojarme.
cuartos alquilados. bares. cárceles.
el sueño y la indiferencia parecían
las únicas
posibilidades.
todo lo demás era
absurdo.
una vez estuve toda la noche sentado mirando
el Río Mississippi.
no sé por qué.
el río pasaba por allí y
lo único que recuerdo es que
apestaba.
por lo visto, siempre estaba
en un autobús
que cruzaba el país
camino de
algún sitio.
mirando por una ventana
sucia la
nada más
absoluta.
siempre sabía exactamente cuánto
dinero
llevaba encima.
por ejemplo:
uno de cinco y dos de uno
en la cartera
y una moneda de cinco centavos, otra de diez y
dos de uno en el bolsillo
delantero derecho.
no tenía el menor deseo de hablar
con nadie ni de que me
hablaran.
se me tenía por un
inadaptado y un
bicho raro.
comía muy poco pero
estaba sorprendentemente
fuerte.
una vez, cuando trabajaba en una fábrica,
los jóvenes, los tipos duros,
intentaban levantar del suelo una pieza
muy pesada.
ninguno lo consiguió.
—¡eh, Hank, prueba tú! —me dieron
entre risas.
me llegué hasta allí, la levanté,
volví a dejarla,
regresé al
trabajo.
me gané su respeto
por alguna razón,
pero no lo
quería.
a veces bajaba
las persianas de mi habitación
y me quedaba en la cama una
semana o más.
estaba inmerso en un viaje extraño
que no tenía
ningún sentido.
carecía de ideas.
carecía de plan.
dormía.
me limitaba a dormir
y a esperar.
no me sentía solo.
no me compadecía de mí en absoluto.
sencillamente estaba atrapado en una
vida a la que
no conseguía encontrar
sentido.
por aquel entonces era
un joven de
mil años.
y ahora soy un viejo
a la espera de nacer.
Charles Bukowski / Escrutaba en la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta.
*Editorial: Visor libros
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